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Érase una vez... El valor pedagógico del cuento

Cuántos de nosotros, los afortunados, que crecimos con abuelitas en la casa, no extrañamos la época que, como niños, llegaba la hora de contarnos un cuento? Pero también los que no tubimos la suerte, seguro que  teníamos a la mamá o a la maestra que nos viajaban al país de la fantasía, a bosques mágicos donde viven hadas y animales con voz humana, encima de caballos alados o dragones feroces!

El cuento, sin embargo, aparte del rol de entretenimiento tiene una influencia compleja en la psique infantil.

Es una herramienta fuerte de madurez para el mundo emocional del niño. La trama, las relaciones de los héroes, sus dolencias y sus aventuras les dan al pequeño oyente la capacidad de reconocer actitudes, comportamientos y peligros, de reconocer y de manejar sus emociones, identificandose con el uno o el otro héroe. La mayoría de los cuentos, por lo tanto, tienen un carácter didáctico, ya que esconden en el centro situaciones que de una u otra forma el niño será llamado a enfrentar en su vida ya siendo adulto: la pérdida, la muerte, los celos, la envidia, las dificultades del amor...

A través de los patrones estereotipados repetitivos de los cuentos, el niño aprende a distinguir las cualidades y los valores de las personas y se le enseñan las consecuencias de las decisiones. El predominio del héroe ¨bueno¨, que al final se produce con purificación, alivia las ansiedades de los niños y verifica los valores de la bondad, la virtud y la solidaridad.

Es importante el rol que tiene el cuento en la configuración del comportamiento social y también en el fortalecimiento del vínculo con la familia y principalmente con aquel que tiene el rol de narrador. El cuento crea el marco para que el niño ponga sus preguntas y preocupaciones, que converse sobre lo que le llamó la atención o le preocupó y para fortalecer el nivel de confianza y seguridad con su entorno familiar. Por el otro lado, el adulto-padre de familia, abuela o maestra, tiene la capacidad de percibir las preocupaciones mas profundas del niño e intervenir según sea.

Así que no descuide del valor del cuento y si es posible incluyalo en su programa diario, como una especie de rito, poco antes de dormir por ejemplo. Así, crearán un momento especial dentro del día, que el niño esperará con impaciencia y donde los dos disfrutarán el tiempo vuestro, lleno de calidez y también de magia!

El Juego! Ahora, mas necesario que nunca!

Es un hecho, según con lo que afirman los expertos, que la pandemia y todas las reversiones que provocó en nuestras vidas constituyen un trauma colectivo para nuestras sociedades. Y a pesar de que nosotros los adultos, maestros y padres, tratamos, cada quien a su modo, de proteger a nuestros niños de esto, los niños no son tontos... Sienten y entienden, entre más que intentemos disimular nuestra ansiedad y miedo delante de ellos. Les afecta.

Sin embargo, ya que los niños son siempre...niños, no existe mejor manera que jugar para ayudarlos a manejar las dificultades que están viviendo.

El juego no es solo un “relleno”del tiempo, que tanto nos surgió debido a la cuarentena, y de las actividades mas “constructivas” como la escuela, las clases de música o el deporte, como puedan pensar algunos! Es una forma experiencial de socialización y aprendizaje de los valores de la vida. Es terapia, a través de la cual el niño puede expresar su creatividad y también darle una salida a las emociones que se le es difícil, probablemente, expresar con palabras. Por lo tanto es lo mejor que pueden hacer con sus hijos en este tiempo.

Dibujen con ellos, delen plastilina, barro o ladrillos de juguete y motivelos a darle forma a lo que les guste o a lo que les preocupe. El control de los materiales, le da al niño una sensación de control general. Aumenta su autoestima, lo fortalece y lo empuja a expresarse. Si existe un jardín o patio, todavía mejor! No les de miedo el frio! Vistalos adecuadamente y jueguen con ellos juegos al aire libre que les ayudarán a relajarse física y emocionalmente. Si no, hagan espacio en el salón y bailen con ellos música que elegirán juntos.

Acuerdese de que las emociones que no se exteriorizan, se atrapan en el cuerpo frecuentemente causando dolores en el estómago o en los hombros y una sensación general de fatiga. Así que ayudele a los niños, a través del movimiento, a que se liberen de las “toxinas” emocionales que cargan y junto a ellos libérese ustéd también!

Otras actividades que requieren la participación de los sentidos de los niños, tocar por ejemplo, como juegos con el uso de materiales de diferentes contexturas (arena, espuma en el baño, agua o todavía alimentos sin cocinar como arroz, lentejas o espaguetis) debilitan la sensación de ansiedad infantil y por lo contrario, aumentan la sensación de estabilidad del mundo que los rodea. No es casualidad que estos tipos de juego son parte de la ocupación de los niños en las guarderías y los primeros grados de la primaria!

Por último, son muy importantes los juegos de roles, donde el niño a través del intercambio de carácteres, puede exteriorizar sin culpas sus emociones internas, descargando su alma, aprendiendo a manejar una variedad de situaciones y al mismo tiempo divirtiéndose.

 

Niños y arrebatos de ira – 4 pasos para confrontarlos correctamente.

Cada niño es, seguramente, especial. Otro tranquilo y sonriente – otro nervioso e inquieto, otro se adapta fácil a los cambios – otro más difícil, otro es más obediente – otro es menos· sin embargo, para todos llega algún día el momento al que le tiembla hasta el padre mas experimentado: el arrebato de ira!

Ante todo, aclaremos que el enfado, como sentimiento, es algo normal. Como cada otro sentimiento, el también tiene una razón de existir. El propóstio, por lo tanto, no es retirarlo, claro que ni presentárselo al niño como algo inadmisible de lo que debería estar avergonzado, pero ayudarle a que aprenda a manejarlo.

  1. Reconocemos el enfado del niño.

El enfado puede frecuentemente dispararse por algún motivo específico, con la misma frecuencia, sin embargo, es sólo una elección del niño a la que se recurre inconscientemente en orden de “ser escuchado”, cuando siente que nadie “escucha” sus necesidades o deseos.

Es por ello, entonces, importante no crearle culpas al niño por la existencia de su enfado, si no que demostrarle que estamos abiertos y dispuestos a escuchar lo que nos tiene que decir.

  1. Posponemos la conversación para mas tarde.

Los problemas no se resuelven en la intensidad del momento. Se necesita que todos esten tranquilos para que la conversación tenga resultado. Aleje la fuente del enfado, p.ej si se trata de un juguete, o alejese de el junto al niño, si por ejemplo se encuentran en un lugar público, deje al niño solo en su espacio propio para que se tranquilize, y conversen sobre el incidente cuando ya los ánimos se habrán calmado.

  1. Ayudemos al niño a restablecer

La reintegración del niño a la normalidad de la familia, después de un arrebato de ira, no es siempre fácil. Se depende tanto como del niño como de la intensidad de la circunstancia. Otro niño puede sentir vergüenza, otro tristeza, otro puede tener todavía un poco de enfado dentro de él. Una buena solución que proponen los expertos es el intercambio de mensajes por debajo de su puerta cerrada.Podemos escribir algo como: “Cómo estas? Te sientes listo/a para venir de nuevo con nosotros?­­ Contéstame como te sientes con un Si o un No” o “Tu hermano te esta esperando para jugar. Estás listo?” y según la respuesta, darle al niño el tiempo que necesite sin hacerlo sentir presionado y al mismo tiempo, pasandole el mensaje que seguimos siendo positivos hacia él.

Si el niño es todavía tan pequeño que no sabe leer ni escribir, puede hacer lo mismo mandandole dibujos en un papel.

  1. Conversamos sobre el insidente.

Cuando ya la tranquilidad y la normalidad hayan regresado, es hora de conversar sobre el problema. Conociendo que el enfado es, en el fondo, un sentimiento que viene de una frustación repetitiva, sentimiento de injusticia, etc. , ayúdelo a expresar que fue lo que le hirió.  Que sintió mientras el enfado estaba creciendo dentro de él? Cómo se puede corregir? Que es lo que el niño propone? Cómo se siente ahora, después de su explosión? De que manera, mas constructiva, puede expresar su enfado la próxima vez? Así, le enseñará que aunque mientras esté enfadado, hay manera de no perder el control. Y de que salgan todos ganando!

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